Consejos

Los siguientes consejos pueden servir para sentirnos más seguros y facilitar así la comunicación cuando estamos delante de una persona sordociega:

  1. Lo primero que hay que hacer siempre es dar a conocer nuestra presencia a la persona sordociega, tocándole suavemente el hombro o el brazo. Si está concentrada realizando alguna tarea, esperaremos hasta que pueda atendernos. En el caso que conserve un poco de vista, nos pondremos dentro de su campo visual.
  2. A continuación nos tenemos que identificar. Decimos quién somos deletreando nuestro nombre o haciendo el signo que nos representa y por el cual nos conoce. No es conveniente jugar a las adivinanzas. Aunque nos conozca, debemos comunicar quién somos para evitar confusiones.
  3. Si lleva audiófono porque puede entendernos, nos dirijiremos a ella de manera clara y directa, siempre vocalizando bien. En estos casos conviene evitar lugares ruidosos.
  4. Si lo que conserva es un poco de vista, trataremos de no salir de los límites de su campo visual. Puede ser que nos pueda entender a través de la lectura labial o utilizando la lengua de signos. Si nos quedamos sin recursos, podemos escribir en un papel blanco con letras grandes y un retulador negro de punta gruesa, para conseguir un mejor contraste. Un lugar bien iluminado hará más eficaz la comunicación.
  5. Debemos utilizar el sistema de comunicación más adecuado. Nuestro interlocutor nos indicará cuál prefiere o conoce mejor. Normalmente, el dactilológico en la palma y la lengua de signos apoyada son los más extendidos entre el colectivo sordociego.
  6. Se requiere tener paciencia, puede que al principio cueste un poco tener una comunicación fluida, pero con la práctica nos iremos familiarizando con el sistema elegido y la eficacia comunicativa aumentará.
  7. Dentro de una conversación entre vàries persones, debemos hacer de intérprete de lengua de signos e indicar cuándo tiene el turno de palabra la persona sordociega a la que se acompaña. Así como informarle de quién está hablando cada vez.
  8. No debemos olvidar nunca despedirnos. Si tenemos que salir un momento, se avisa y se deja la persona sordciega en un lugar cómodo y seguro. No es aconsejable dejarla sola en un lugar desconocido.
  9. En desplazamientos en los ue se les está guiando, se debe dejar que se agarren a nosotros, normalmente por encima del codo o por el hombro, para seguir mejor nuestros movimientos. Nunca deben ir por delante nuestro. Durante el trayecto, se debe informar con signos convenidos de cualquier cambio de nivel como escaleras, rampas, aceras, etc.
  10. Se le debe transmitir siempre la información ambiental, tanto acústica como visual, y si hay alguna cosa que nos parezca interesante y que se puede tocar, siempre tratar de mostrársela.
  11. Finalmente, recordar siempre que comunicarnos con una persona sordociega quiere decir hablar con ella, por tanto, olvidar prejuicios y miradas ajenas.